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El presidente de la patronal madrileña CEIM, Juan Pablo Lázaro, ha cuantificado el impacto económico directo de la celebración de la final de la Copa Libertadores en el estadio Santiago Bernabéu del próximo domingo en más de 42 millones de euros. A su juicio, “este evento generará para Madrid, por un lado, ingresos directos e indirectos por los desplazamientos que se van a producir para ver el partido, así como ingresos inducidos, consecuencia de que el partido y la imagen de Madrid se va a transmitir a todo el mundo”.
Según datos que maneja la Confederación Empresarial de Madrid-CEOE, este espectáculo será uno de los más vistos del mundo y el impacto mediático que generaría podría alcanzar una audiencia global de más de 200 millones de personas, lo que equivaldría a una gran campaña de publicidad multicanal a nivel mundial. “Lo importante no es el número de visitantes sino el gasto medio que acometen, lo cual está en línea con un turismo sostenible, de alta calidad y compatible con la vida diaria”, aseguran.
En efecto, la final de vuelta entre Boca y River sería comparable con la final de la UEFA Champions League, con la salvedad de que en este caso se ha tenido que organizar en un espacio de tiempo más limitado y contrarreloj, lo que genera más incertidumbre, según advierten expertos de consultoras y escuelas de negocios.
¿Comparable a la Champions?
Teniendo en cuenta esta consideración, estas fuentes rebajan sus estimaciones a una cantidad en torno a los 25 millones de euros. Esta cifra representa la mitad del impacto económico que supuso la final de la Champions de Cardiff en 2017 entre Real Madrid y la Juventus, que generó unos ingresos de 51 millones de euros, según datos facilitados por ayuntamiento de la ciudad galesa. Algo parecido en la final entre Barcelona y Manchester United en Londres de 2011 (50 millones). Sin embargo, la de Milán, entre Real Madrid y Atlético de 2016 se quedó en 25,2 millones, según datos de PwC.
En todo caso, el 50% del desembolso tiene como destino las arcas de los hoteles, que aprovechan estos eventos para subir los precios. La otra mitad desglosa en el gasto en restaurantes y manutención, que oscila entre el 20% y el 25%; las compras diversas (recuerdos, ropa, regalos…), que rondan el 20%; y entre el 5% y el 10% que se destina a transporte y otros gastos.
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